Jonathan Harker acude al castillo del mismísimo conde Drácula para gestionar las compras que éste decide hacer en tierras inglesas. Extraño vello corporal, dientes afilados, orejas puntiaguadas... Harker cada vez está más convencido de que, lo que él creía que eran meras supersticiones, se acercan mucho a la realidad. Pero el Conde le retiene preso cada vez más y más tiempo... ¿Conseguirá salir de esta con vida? Mientras tanto, en Inglaterra, la mujer de Harker se cartea con su amiga de toda la vida. Parece ser que se va a casar y es muy feliz. Pero la dicha del momento se ve eclipsada por la tardanza de Jonathan y el extraño comportamiento de su amiga, que parece ser que está comenzando a enfermar. ¿Qué está pasando en Whitby?
Señores, cojan su té y aguarden frente a la hoguera con este libro, porque mientras lo lean se convertirán en un auténtico señorito inglés del S.XIX. Fascínense con los modales y la educación inglesa y su manera de ver las cosas. ¡No se arrepentirán! Y no se preocupen porque, pese a ser de hace doscientos años, esta novela es amena e intrigante (aunque todos hayamos oído hablar ya la famosa historia).
Con Drácula, conocemos de primera mano los pensamientos de sus personajes (el Dr. Seward, Jonathan y Mina Harker, el Dr. Van Helsing...), ya que son intercalados sus diarios con cartas y telegramas. Todo en primera persona, parecerá que seamos uno de ellos y que tengamos que dar caza al famoso vampiro. Las descripciones son totalmente siniestras y góticas... ¡Que nadie se asuste por el camino!